Si a los tres años no he vuelto, de Ana R. Cañil

Si a los tres años no he vuelto es uno de los libros más duros, estremecedores y auténticos que he leído en mucho tiempo. Desde la primera página sientes que la historia en la que te vas a sumergir tiene tanta fuerza como el carácter de su protagonista, Jimena Bartolomé, y que vas a sufrir y mucho leyendo los terribles hechos que cuenta. Aún así, su lectura, una vez que pasas esa primera página, es inevitable y te atrapa de tal forma que la única escapatoria es seguir leyendo… hasta el final.

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Esta novela es la historia de dos mujeres en los desgarradores años que sucedieron a la Guerra Civil Española. O más que su historia, es el relato de sus «encontronazos». La primera de ellas es Jimena Bartolomé, una joven de Rascafría (una población situada en la Sierra Norte de Madrid) que por amor abandona la aparente seguridad de su pueblo en plena guerra y decide instalarse en Madrid con su novio Luis Masa, militante del PCE pero proveniente de una familia con tendencias conservadoras. A pesar de la difícil coyuntura, Jimena y Luis logran casarse por lo civil y vivir una luna de miel corta pero llena de felicidad hasta que el declive de las fuerzas republicanas es más que evidente y Luis debe abandonar España para salvar su vida. Jimena, que es repudiada por su suegra, sobrevive gracias a la ayuda de su cuñado Ramón, el hermano de Luis. Pero todo el buen hacer de Ramón no podrá evitar que recale en la temida cárcel de Ventas y que a partir de ahí la vida de Jimena sea lo más parecido a lo que debe de ser el infierno.

Y es ahí, en ese escenario horripilante de la cárcel de Ventas, donde aparece la segunda mujer de este libro, María Topete, la funcionaria encargada de la celda donde recala Jimena. La vida de María es todo lo contrario a lo que uno pueda imaginar que ha vivido Jimena. María proviene de buena familia y mejores amistades, entre ellos la mismísima familia real. Es una mujer con una fe en la religión católica exacerbada, rayando el fanatismo, y la consolidación del franquismo refuerza más si cabe estos ideales, teniendo encima la potestad y la libertad de ponerlos en práctica en su flamante puesto de funcionaria de prisiones. En Jimena encontrará el blanco perfecto para dar rienda suelta a lo que considera que debe ser su proyecto vital una vez comprobado que no se casará ni será madre nunca.

Como decía al principio, Si a los tres años no he vuelto es una lectura estremecedora, porque su autora, Ana R. Cañil, arriesga narrando con absoluta crudeza las condiciones inhumanas que acabaron con miles de vidas en las cárceles españolas de mujeres una vez acabada la guerra. En la línea de La Voz Dormida, es un reconocimiento sin sensacionalismos al dolor insano e insensato que se provocó en aquellos años sobre civiles inocentes, cuyo único «delito» fue el de amar a hombres del bando vencido. Sin ir más lejos, María Topete existió de verdad, pero por duro que parezca, Ana R. Cañil no se inventa nada sobre ella. Y lo más terrible de todo es que como Jimena debieron de existir muchísimas mujeres más a las que se les robó injustamente el alma en vida.

8 comentarios en «Si a los tres años no he vuelto, de Ana R. Cañil»

  1. Lo leí hace varios años y me encantó, aunque me sigo quedando con «La voz dormida» con el que lo comparas en la entrada. Pero es verdad que es de esos libros que se agarran por dentro, tristemente muy de actualidad con todo el tema del robo de bebés, y que, pese a ser un personaje real, La Topete es una malvada muy de cuento (como en tantas otras ocasiones, la realidad supera ampliamente la ficción).
    Un abrazo!

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  2. Tengo el libro pendiente desde hace varios meses y el caso que lo empecé a leer pero no recuerdo por qué, lo tuve que dejar. No lo he vuelto a retomar. Después de tu estupenda reseña seguro que lo leo del tirón 🙂
    ¡Muchos besos!

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