Que el tiempo nos encuentre, de Teresa Viejo

Tras reseñar la semana pasada uno de los libros que más me han gustado en mucho tiempo, hoy toca lo contrario. Que el tiempo nos encuentre, de la periodista Teresa Viejo, no ha calado en mí. Su historia me pareció muy interesante a primera vista, pero no logré conectar con ella ni con sus protagonistas. Quizás fuera porque venía de leer un libro que me había encantado, como es Yo antes de ti, no lo sé… El caso es que la novela de la que hoy os hablo no ha cumplido con mis expectativas, a pesar de su preciosa portada.

Que el tiempo nos encuentre presenta una estructura narrativa plagada de continuos saltos temporales y argumentales, que influyen en que su sinopsis no sea fácil de contar. Siguiendo un orden cronológico, nos cuenta cómo una familia española emigra a México cuando estalla la Guerra Civil en 1936. Es una familia compuesta por Hugo, su mujer Berta, sus dos hijos y Aurora, la hija de una antigua sirviente a la que le ofrecen trabajar para ellos cuidando de sus hijos. En ese viaje a México en barco conocemos a otros pasajeros que formarán parte también de esta historia. Especialmente Edwina, una enigmática artista alemana que entabla muy buena amistad con Aurora.

Junto con este hilo argumental «familiar», Que el tiempo nos encuentre se adentra, de la mano de Aurora, en el incipiente cine mexicano de aquella época, con el innegable halo de exotismo y creatividad que el séptimo arte tenía en esos años, con mucha influencia americana. 

Bajo mi punto de vista y tras haberme costado sintetizar sobre qué va esta novela, creo que su principal problema es que no facilita al lector estrechar lazos con ella desde el principio, te atraiga más o menos su trama. Me costó mucho que me produjera interés -casi en el 15% de la novela según el porcentaje de progreso de mi e-book-. No entendía ciertas cosas, como toda la parte familiar que esconde muchos secretos, pero que al final me sorprendió que estos misterios son revelados muy pronto, cuando aún queda más de la mitad de la novela por delante.

Asimismo, los continuos saltos en el tiempo, tan habituales últimamente, son a mi juicio excesivos. En cierta manera, me recordó a algunas novelas de Kate Morton, donde hay mucha desigualdad entre la calidad argumentativa de cada línea temporal. Aunque en este caso, sí pude acabar esta novela, mientras que en el de los libros de Morton sólo lo logré con El jardín olvidado.

Antes de comenzar este libro, leí una reseña que decía que Que el tiempo nos encuentre requiere una lectura pausada, concentrada, tranquila… Estoy plenamente de acuerdo. Creo que puede ser una novela del agrado de aquellos que les gusten tramas muy originales y desestructuradas en su formato, que combinen escenarios tan dispares como la España de la década de los 30 con el México de la de los 40 y que se adentren en terrenos no explorados, como el cine en aquella época. Sin embargo, me temo que yo no me encuentro en ese grupo y que por eso, esta novela no está hecha para mí.