¿Quién no ha oído hablar de este libro que lleva meses ocupando los escaparates de todas las librerías? Se trata de uno de los últimos fenómenos en ventas, avalado por la crítica y por los miles de lectores en todo el mundo. Es el típico libro que engancha desde el minuto uno, escrito de una manera muy original y que se centra en las investigaciones en torno a un crimen sucedido 33 años atrás. Tiene todos los ingredientes para atrapar a los lectores ocasionales. Por eso, a mí me ha gustado, pero como no soy una lectora «ocasional» sino habitual, tampoco me ha encandilado.

La Verdad sobre el Caso Harry Quebert tiene como principales protagonistas a Marcus Goldman, un escritor treintañero que debe todo su conocimiento sobre escribir y sobre la vida en general a Harry Quebert, su antiguo profesor de la universidad, que hace las veces de padre, mentor y mejor amigo. En el momento en el que comienza este libro, Marcus padece el «síndrome del escritor»: dos años después de publicar su primera novela, que ha sido todo un éxito, no es capaz de escribir ni dos frases seguidas que merezcan la pena, lo que le lleva a una frustración que sólo su gran amigo Harry Quebert puede solventar.
A pesar de la gran amistad que les une, Marcus no sabe nada de la vida personal de Harry. Por eso, cuando recibe una llamada de Harry desde la cárcel en la que le anuncia que ha sido acusado del asesinato de Nola Kellergan, una joven desaparecida hace 33 años, Marcus decide prestarle su ayuda inmediatamente, convencido de que tiene que haber una explicación lógica que le exculpe y le evite la pena de muerte.
Harry le confiesa haber tenido una relación sentimental con Nola en 1975, cuando él contaba con 34 años y ella solamente 15. Lleva 33 años esperándola, creyendo que sigue viva, cuando en realidad fue asesinada la noche del 30 de agosto de aquel año, el día que iban a fugarse juntos. 33 años después, los restos de Nola aparecen casualmente en el jardín de la casa donde vive Harry, junto con un manuscrito de Los Orígenes del Mal, la gran obra que catapultó a Harry a la fama.
A partir de ahí, Marcus decide investigar por su cuenta quién pudo asesinar a Nola convencido de la inocencia de Harry. Y, como podéis imaginar, descubre lo más insospechado, porque la trama del libro se enreda hasta un punto en el que cualquiera del resto de personajes pudo tener algo que ver con la muerte de la pequeña. Y todo ello lleva a que vuelva su inspiración, de forma que decide escribir un libro sobre la verdad de su amigo Harry.
Lo mejor de este libro son las conversaciones entre Harry y Marcus que inician cada capítulo. 31 conversaciones en total que son los 31 consejos que Harry le da a Marcus para ayudarle a convertirse en un gran escritor. Son sensacionales y, de verdad, me ha parecido que ahí Joël Dicker, el autor de este libro, ha estado brillante.
Lo que menos me ha gustado es lo complicada que es al final la trama por la cantidad de giros inesperados que se suceden en la segunda mitad del libro. No porque no tengan sentido, que lo tienen, sino que en algunos casos me han parecido una manera innecesaria de alargar la novela. También, creo que dificulta la lectura el hecho de que haya distintos narradores y formatos diferentes para contar la historia (flashbacks, extractos de periódicos, informes de la investigación…).
Aún con todo, recomiendo mucho su lectura, porque asegura un buen entretenimiento y porque en conjunto es una novela negra muy bien construida y coherente. Sin embargo, en mi caso, por muchos libros que me me lea de este género, todavía no he encontrado ninguno que supere a los de la gran Agatha Christie.
Si te ha gustado esta reseña, ¡compártela!
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...