Sarah Lark no cambia, pero no defrauda. Creo que no hay mejor forma de resumir esta nueva lectura que reseño de la escritora alemana con la que actualizo el blog después de varios meses ausente en los que me he adentrado en el mundo de la maternidad. Y debo decir que si se aprovecha cualquier mínima ocasión, sí es posible seguir leyendo aunque a un ritmo muuuuucho más lento, eso sí.
Entre los libros que tengo pendientes por reseñar (y que haré poco a poco) se encuentra éste de Sarah Lark con el que concluye una trilogía tan amena como las anteriores y ambientada en el espectacular paisaje de Nueva Zelanda.