Consummatum est, de César Pérez Gellida

Es más difícil de lo que parece escribir reseñas positivas que negativas. A fin de cuentas, cuestionar lo que no nos ha gustado de una película o un libro sale solo. Pero cuando es al contrario, cuesta dar con las palabras que mejor describen por qué algo te ha gustado tanto. Y así me encuentro yo ahora con esta entrada en blanco sin saber muy bien cómo contaros cuánto he disfrutado Consummatum est y por qué. Porque sin duda, me ha parecido una novela sublime dentro de su género, muy distinta a todo lo que he leído hasta ahora y altamente adictiva. Muy adictiva.

consummatum est

Hablar de la tercera parte de una trilogía sin caer en spoilers es complicado, pero lo voy a intentar para no restaros ni un ápice de interés a quienes aún no hayáis leído ni esta novela ni las dos que la preceden, Memento Mori y Dies Irae. Para ello, digamos que cuando el lector comienza Consummatum est la historia trae consigo suficientes crímenes, giros inesperados y preguntas abiertas como para desear que por fin todas las piezas del puzzle tengan sentido. Y así es, aunque con la salvedad de que en esta trilogía«lo que parece es simplemente eso, lo que parece que es».

Y como ésta no es una reseña fácil de escribir, voy a optar por la opción más sencilla: explicaros dos o tres cosas que me han parecido sobresalientes. En primer lugar, que toda la novela, de principio a fin, tiene un ritmo endemoniado, entendido en el buen sentido. Es decir, que no decae jamás, en ningún momento, el interés. Que no va de menos a más, sino de más a mucho más. Para mí, especialmente, esto es algo que me ha pasado con muy pocas novelas. Lo habitual es que tarden en arrancar o que entre medias haya cosas que te gusten más o menos. En este caso, empieza fuerte y termina dejándote con ganas de más.

Por otro lado, toda la trilogía tiene un toque muy original y único respecto a otras novelas de este género, especialmente las suecas que están tan de moda. Y ese toque es que el asesino es un personaje más, desvelado desde el principio -aunque no con todos los detalles de su existencia- y del que vamos siguiendo cada uno de sus actos, contados por él mismo con la fórmula del narrador en primera persona. En el caso de Consummatum est, cuando la historia ya trata de dar caza al ratón tras muchos intentos fallidos, es aún más ingenioso si cabe que los lectores podamos adentrarnos en la mente del asesino y saber qué pasa por su mente cuando parece que las cosas no están saliendo como él pensaba, a pesar de su plan minuciosamente trazado. La realidad es que toda la parte final del libro, en especial en ese duelo dialéctico entre Augusto Ledema -el asesino- y Ramiro Sancho -el inspector encargado del caso- hay momentos que, aun queriendo que se haga justicia a las víctimas, una no puede dejar de admirar lo bien desarrollado que está «el malo de la película» y empatizar con él.

Queda de sobra claro que he disfrutado como nunca la tercera parte de la trilogía Versos, canciones y trocitos de carne del gran César Pérez Gellida. Y que ahora entiendo por qué @PilarVaqueroV nos dijo a mí y a @goilamariano por Twitter al comienzo de la lectura conjunta que envidiaba «ese momento antes de que empiece todo, ya he hecho el viaje y me ha atrapado hasta el último verso». Ahora a mí me pasa lo mismo. Ahora envidio yo a quién aun no hay leído esta tercera parte que pone el broche casi final a una historia de las que dejan huella y por mucho tiempo.

5 comentarios en «Consummatum est, de César Pérez Gellida»

  1. Ya sabes que me encantó ahora tengo que encontrar tiempo para escribir la reseña como dices no es nada fácil hacerle justicia y estar a la altura de esta gran novela. Muchos besos.

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